Drogas digitalizadas

Ante mis ojos la montaña de drogas. No he podido resistir. Un viaje a la nieve me garantiza una entrada triunfal. He elegido al azar entre los tres tipos. Alargo la esquiada y me fumo un porro, para descansar. Dejo la marihuana y el peyote me devuelve a las alturas. Por mis venas corre, sin embargo, la cultura occidental, y por ello acabo el viaje con un clímax de heroína.

Lo volveré a repetir.

¿Que sería de las drogas sin efectos secundarios? ¡Qué delicioso adentrarte, de vez en cuando, en las oscuras profundidades de tu propio subconsciente!

No ajenos a estos anhelos, un grupo de científicos ha desarrollado i-doser, un e-camello que te proporciona e-droga, concretamente i-dosis en formato audio y por la vía auriculárea. El objetivo de estas dosis, de unos treinta minutos de media, no es ni más ni menos que la generación en el cerebro de estímulos similares a los proporcionados por ciertas drogas. Incluso la anestesia, recomendada por los autores para cualquier tipo de dolor, tiene cabida aquí.

Aunque me he estado chutando un rato no he notado ningún efecto. Pero es que tampoco he sido un buen cliente. Parece ser que para la sesión debes estar tranquilo, sin hacer nada. Algunos amigos lo han probado con tanto éxito que han tenido que pararlo antes de tiempo.

Las ventajas frente a la droga convencional son evidentes.

Primero, las i-dosis son baratas. En realidad actualmente son de pago, pero este modelo de negocio caerá por su propio peso cuando vean que el camello no puede competir con la burra.

Segundo, las i-dosis son sanas. Chutarte una i-dosis no es nada más que escuchar un poco de música. Aunque eso está lejos de ser música: es una serie de sonidos casi monótonos que se alternan entre el oído izquierdo y el derecho (de aquí la importancia de utilizar auriculares). Tampoco produce adicción, o al menos no más de la que puede producir un disco de música, una serie de televisión… o un rato de sexo.

Tercero, las i-dosis son legales. Quién iba a decir que la legalización de las drogas pasaría por Internet… Al menos son legales por ahora. Apuesto que si el método llega a perfeccionarse no tardarán en aparecer los clásicos grupos puritanos que intenten presionar para ilegalizar el invento.

Y en el futuro… ¿qué pasaría si algún día se llega a conseguir una e-droga sin efectos secundarios y con resultados tan indudables como las tradicionales? La i-dosis serán para los traficantes lo que el P2P para las discográficas: el principio del fin. ¿Quién va a meterse droga un sábado por la noche, pudiendo servirse de su reproductor mp3 para conseguir lo mismo gratis, inocuo, sin adulterar, sin necesidad de ir al camello y reproducible tantas veces como se quiera?

¿Serán la e-droga la varita mágica que acabe con el narcotráfico, sus corrupciones, sus mafias y sus guerras? Una cosa es segura: Trainspotting no será lo mismo.